Reprendo mis primeras reflexiones sobre mi llegada a Costa Rica, al ser a días vista puede que pierdan frescura pero trataré de revivirlo de la mejor manera posible
Después de una larga cola en el control de pasaportes, donde la afabilidad tica no fue tan evidente pasé a la recogida de equipaje. Un montón de bolsas y maletas en el suelo, mi mayor temor siempre en vuelos largos (también en los cortos) es perder la maleta, por suerte aun nunca me he estrenado en esa categoría. Finalmente la mía apareció en la cinta llenándome de alegría y serenidad. Serenidad que pronto se disipó al ver la salida del aeropuerto manejándome con tres maletas y ver todo ese mogollón de gente encima mío, te encuentras de la salida del aeropuerto en la calle sin transición alguna, el vuelo se había adelantado mucho y eso hizo que dos de los actores más importantes en esta minihistoria, Allan y Beatriz no estuvieran aún pero la preocupación se esfumó rápidamente al verla a ella cruzar la calle. Todo seguía viento en popa.
Nos subimos al carro, utilizaremos la jerga tica, y allá pude ver más de cerca el fastuoso paisaje de valles que había avistado desde el aire, mucha gente de paseo al ser sábado, muchos campitos de fútbol y parques. Nuestro horizonte cultural viene muy marcado por las marcas de automóvil y eso te hace ser consciente que estás verdaderamente en un lugar muy diferente, cuando no identificas la mayoría de modelos. La influencia evidente en cuanto al mundo del motor es la de Estados Unidos, pero esa influencia no se limita a ese aspecto si no que uno tiene la sensación de que abarca mucha parte de lo social en los ticos, la vida en el mall (centro comercial) o su infinidad de franquicias "gringas" evidente desde un primer momento.
El verde crece aquí hasta sin querer y eso que estamos en la época seca. Con los días he descubierto el complejo multiclima que se maneja aquí, ellos hablan de distancias largas entre puntos que para nosotros son distancia media-corta, y es que en pocos kilómetros se pasa de una clima y vegetación a otro. El aeropuerto queda en Alajuela pero Allan y Bea me acercaron en el coche a mi lugar de trabajo para ubicarnos un poco, ya que el mismo lunes comenzaba sin preámbulo en mi nuevo empleo. La verdad que me quede boquiabierto a ver la belleza del lugar, la modernidad de las oficinas y los paisajes naturales espléndidos. Mi aterrizaje fue en todos los sentidos plácido y agradable.
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